KURDISTÁN: sacerdote relata los estragos de la guerra en la frontera de Irak con Turquía

Youssef relató para AsiaNews que su parroquia también está muy cerca de la frontera de Irak con Turquía, donde se desarrolla desde hace meses la nueva ofensiva de la guerra del presidente turco Erdogan contra las milicias kurdas del PKK,
Los turcos bombardean por todas partes en nuestras montañas. Cada semana tenemos dos, tres, diez personas muertas/Cortesía
Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Desde el Kurdistán iraquí llega un relato amargo del p. Samir Youssef, párroco de Enishke en la diócesis de Amadiya. “Erdogan intenta que Ucrania y Rusia lleguen a un acuerdo de paz y después bombardea a nuestra gente aquí en Irak…”.

Youssef relató para AsiaNews que su parroquia también está muy cerca de la frontera de Irak con Turquía, donde se desarrolla desde hace meses la nueva ofensiva de la guerra del presidente turco Erdogan contra las milicias kurdas del PKK, y a tan solo una hora en automóvil de Zakho, que este miércoles fue escenario de la masacre de turistas en el parque de un complejo vacacional. El ataque dejó un saldo de 9 muertos, entre ellos tres niñas, una de las cuales tenía solo 11 meses.

Hazte Centinela

“Son zonas muy hermosas, hay ríos y cascadas en estas montañas – dice el p. Samir-. Durante la pandemia el turismo estuvo paralizado, pero la situación había cambiado desde hace unos meses. Sobre todo en estos últimos días, con la fiesta del Eid, habían llegado miles de personas. Iraquíes que venían del sur, desde Bagdad y Basora, para escapar del calor que aquí también ha sido particularmente intenso en las últimas semanas. Y turistas árabes del Golfo. Ahora han vuelto a casa con 9 cadáveres y no queda nadie”.

La zona de la masacre nunca había sido atacada. “En los videos que se han publicado – continúa el p. Samir- se puede oír a algunos turistas que están viendo el humo que se eleva en las montañas y preguntan si es seguro quedarse allí, y los guías responden que solo hay peligro en las zonas altas, como siempre. Pero inmediatamente después llegan los disparos de artillería precisamente a ese lugar”. Las autoridades iraquíes hablan de proyectiles de 155 mm disparados por el ejército turco, Ankara lo niega y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha pedido una «investigación exhaustiva».

Pero mientras tanto en estos dos días ha continuado el tiroteo en las montañas sobre Zakho, a pesar de las víctimas civiles.

“Los turcos bombardean por todas partes en nuestras montañas -comenta el sacerdote caldeo-. Cada semana tenemos dos, tres, diez personas muertas. Eso también sucede en nuestro distrito de Amadiya. Las milicias del PKK se mueven por estas montañas en sus vehículos sin matrícula y bajan a las aldeas para abastecerse de alimentos. Y a los turcos no les importa la presencia de civiles cuando pueden atacarlos. Una vez estaba volviendo después de celebrar misa en un pueblo y unos milicianos armados del PKK me hicieron detener el coche. Me obligaron llevarlos para comprar comida. Durante esos diez minutos de viaje recé 40 o 50 Ave Marías; me temblaban las piernas, porque en el cielo siempre hay aviones y drones turcos buscándolos. Si nos hubieran visto, seguramente nos habrían bombardeado. Otra vez los atacaron en una estación de servicio por donde yo había pasado poco antes. Cuando volví, ni siquiera quedaba la carretera”.

La debilidad de las instituciones iraquíes -agravada hoy por la lucha de poder interna de los chiítas entre el movimiento Moqtada al Sadr y los proiraníes del ex primer ministro Nouri al Maliki- ciertamente no ayuda a afrontar el problema. “Hoy en Irak todos condenan a Turquía por el ataque – dice el p. Samir-. Pero, ¿qué se ha hecho hasta ahora? En la época de Saddam, Ankara no tenía nada que hacer aquí. Después, en 1991, llegó la segunda Guerra del Golfo y Estados Unidos, a cambio de la posibilidad de utilizar la base aérea de Incirlik, permitió al ejército turco que entrara en Kurdistán con sus propias bases. El resultado es la situación actual. Con los problemas añadidos de la gestión del agua. Turquía ha construido cuatro enormes presas que están secando el Tigris y el Éufrates. No digo que tengamos nostalgia de Saddam -aclara el sacerdote iraquí- pero hay que detener a Ankara”.

A pesar de las mil dificultades, las actividades de la parroquia de Enishke continúan: «Seguimos teniendo muchos problemas con la electricidad que va y viene – explica el p. Samir-. Y aquí también sentimos las consecuencias de la guerra en Ucrania: los precios se han disparado.

Redacción SOY CENTINELA/AsiaNews

¿Quieres recibir las noticias de Soy Centinela a tu celular? Únete a nuestro grupo de WhatsApp con el siguiente enlace SoyCentinela
También estamos en Telegram como @SoyCentinela, únete aquí: https://t.me/soycentinela

Recientes

El centinela necesita luz para vigilar, enciende una pequeña luz