Ataques contra los cristianos indios: la fe es más fuerte que el negacionismo del gobierno

Precisamente cuando se cumple el 14º aniversario de los pogromos de Orissa, el Ministerio del Interior ha presentado un escrito ante la Corte Suprema en el que califica como "falsedades con el propósito de influir en los asuntos internos" las denuncias de persecuciones a manos de fundamentalistas hindúes. El testimonio de la hermana Meena, quien fue personalmente víctima de los ataques en el distrito de Kandhamal: "Dios me permitió ver la muerte y vivir de nuevo. Estoy cerca de aquellos que todavía están sufriendo".
Niños de la India con una imagen de la Virgen María
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El 23 de agosto es el Día de Kandhamal para los cristianos de Orissa, en memoria de los dramáticos ataques que sufrieron en agosto de 2008 y dejaron un saldo de más de 100 muertos y miles de desplazados. El aniversario cae este año en un contexto en el que -desde hace meses y en muchas partes en la India- se está verificando un nuevo y preocupante aumento de los ataques de fundamentalistas hindúes. La situación es tan grave que el arzobispo de Bangalore, Mons. Peter Machado -junto con el National Solidarity Forum y la Evangelical Fellowship of India- presentó hace unas semanas un pedido al Tribunal Superior de Nueva Delhi a fin de que intervenga para detener la «propaganda de odio» que alimenta los ataques contra los lugares de culto.

La petición se está considerando y precisamente hace pocos días el Ministerio del Interior respondió con un escrito en el cual niega rotundamente el fenómeno, afirmando que los peticionarios «recurren a falsedades y documentos autocomplacientes» junto a artículos de la prensa que informan de manera incorrecta tales episodios. “El recurso -responde el gobierno de Modi- denuncia ataques contra los cristianos basado ​​en meras conjeturas. Parece haber una agenda oculta y oblicua al presentar desórdenes en todo el país, tal vez para obtener ayuda del exterior e inmiscuirse en los asuntos internos del país”.

El Tribunal Superior ha postergado la causa y dispuso la próxima audiencia para el 25 de agosto. Pero el negacionismo del Ministerio del Interior ha provocado reacciones de indignación entre los cristianos indios. “Esta respuesta del gobierno central es, cuanto menos, desconcertante – comentó a AsiaNews el sacerdote verbita Babu Joseph, ex portavoz de la Conferencia Episcopal de la India (CBCI) -. Incluso una mirada superficial no deja lugar a dudas sobre la ola de ataques contra los cristianos y sus instituciones que se está produciendo en todo el país. Y decir que lo que informan los periódicos y otras fuentes no es cierto equivale a negar lo obvio. Puede ser que haya otras razones además de las religiosas detrás de algunos casos individuales de atrocidades, pero tratarlos a todos como falsos es cerrar los ojos. Esperemos que el poder judicial, a pesar de los desmentidos oficiales, vaya a la raíz de estos ataques y traiga alivio a los ciudadanos que ven amenazados sus derechos constitucionales”.

En este contexto asume un significado aún más grave el testimonio que publicamos a continuación de la hermana Meena Barwa, la religiosa de Orissa que fue personalmente víctima de la violencia y de una violación hace 14 años en el distrito de Kandhamal. Desde entonces cuenta incansablemente cómo pudo sobrevivir a ese horror ofreciendo un perdón inseparable de la batalla por la justicia, para que otros no tengan que volver a experimentar lo que ella sufrió.Presté servicio en el distrito de Kandhamal durante dos años, compartiendo la vida de la población local, ayudándola en su crecimiento, desarrollo y autosuficiencia. El 23 de agosto de 2008, y durante cuatro días, observé que algunas personas, entre ellos mujeres y niños, huían a la selva. Vi que en las aldeas habían incendiado casas cristianas. Yo también fui una de las personas que sufrieron durante los ataques de violencia anticristiana sin precedentes de 2008, en el distrito de Kandhamal, en Orissa, que duraron varios meses. Más de 100 personas fueron asesinadas y miles huyeron de sus tierras y hogares para proteger sus vidas.Fui violada y paseada semidesnuda por la calle por fuerzas hostiles a los cristianos. Fue un milagro que sobreviviera a esta prueba. Escapé de la muerte y logré presentar una denuncia en la policía, el primer paso para abrir una investigación.

Las consecuencias de la violencia fueron más terribles y difíciles de afrontar. No tengo palabras para explicar el trauma, el dolor físico y los trastornos mentales que he sufrido. Tuve que desplazarme de un lugar a otro por mi seguridad personal. Tuve que vivir disfrazada, moviéndome de un lugar a otro, ocultando mi identidad. Perdí el sueño, sufría pesadillas, la violencia brutal me perseguía por la noche. Ese año me refugié en 15 lugares diferentes. Después me vi obligada a revivir el trauma durante el juicio en la corte, sufrí repetidamente humillaciones, intimidaciones, calumnias y torturas mentales.

En los últimos 14 años han cambiado muchas cosas: ahora soy licenciada en Derecho y miembro del Consejo del Colegio de Abogados de Orissa. Mis superiores, mi comunidad, mis padres y mi familia me han ayudado a dejar atrás el dolor y las heridas y a aceptar la vida, don de Dios, con gratitud. Los cuento entre las muchas bendiciones que he recibido de Dios, fueron ángeles enviados para ayudarme, para que no me regodeara en mi desgracia, para que superara mi trauma y llevara esperanza a otros. Vivo agradeciendo a Dios que me permitió ver la muerte pero volver a vivir. Dios me dio sentido, me llenó de optimismo y me ayudó a tener una actitud positiva. Me he convertido en una persona agradecida.

He experimentado la protección de Dios en estos 14 años. Me ayudó a dejar completamente mi vida en sus manos. Dios es totalmente bueno. Sí, Él es mi fuerza (Isaías 12:2). He vivido 14 años de fidelidad y amor a Dios.

Para muchos en Kandhamal estos 14 años han seguido marcados por la injusticia, el dolor y la ruptura. Sin embargo, como cristiana sigo hablando de perdón a los que nos han hecho sufrir. Miremos a Jesús, nuestro eterno Maestro, que desde la cruz nos mostró el camino del perdón. Cuando perdonamos nos liberamos de heridas, miedos, vergüenza, humillación, ira, inseguridad, frustración. Ya no rumiamos nuestro mal. Luchamos por la justicia porque queremos que terminen todos los hechos de violencia en nuestra sociedad y promover la justicia.

Nos alegramos de haber comprendido mejor el significado de la vida, de tener coraje, de vivir con dignidad, de vivir esta vida con amor y respeto, de haber comprendido que somos hijos de Dios e iguales ante Él, de vivir la vida con compasión y misericordia .

Con motivo del Día de Kandhamal, rindo homenaje a todos aquellos que sacrificaron sus vidas durante la violencia. Mi simpatía se dirige a los que siguen luchando contra la violencia; sí, estoy con ellos y para ellos. Hoy lo digo con convicción: mi experiencia es que el amor de Jesús es más grande que el odio que he experimentado. La paz de Jesús es más grande que la ansiedad y el miedo. La armonía que experimento en Jesús es más grande que mi amargura. Jesús es mi esperanza en la desesperación. El consuelo de Jesús es más grande que mis dolores. Jesús respeta mi vergüenza, Jesús honra mi humillación. La curación que me ofrece es más grande que mis heridas y mis traumas. Su justicia es más grande que cualquier injusticia que deba enfrentar.

Meena Barwa

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