Las organizaciones especializadas en la situación de la infancia están alertando, desde hace meses, del aumento sustantivo de muertes por hambre en África, especialmente de niños. Son decenas de millones de menores africanos los que están muriendo día a día por desnutrición.
Es -sin duda- el mayor problema que tiene actualmente la humanidad, junto con el aborto, que también sacrifica a los más inocentes en proporciones insoportables.
Algunos hechos
Unicef ha alertado de que los niños en el Cuerno de África y el Sahel podrían morir en «cantidades devastadoras» debido a la sequía que azota el continente que ya confluye con el riesgo de padecer desnutrición severa y enfermedades.
«La historia muestra que cuando los altos niveles de desnutrición aguda severa en los niños se combinan con brotes mortales de enfermedades como el cólera o la diarrea, la mortalidad infantil aumenta de forma espectacular y trágica. Cuando el agua no está disponible o no es segura, los riesgos para los niños se multiplican exponencialmente», ha afirmado la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
El número de personas afectadas por la sequía en Etiopía, Kenia y Somalia sin acceso seguro a agua potable ha aumentado de 9,5 millones a 16,2 millones en cinco meses, mientras que los niños en el Sahel también enfrentan el mismo hambre.
En Burkina Faso, Chad, Malí, Níger y Nigeria, la sequía, el conflicto y la inseguridad están generando inseguridad hídrica, con 40 millones de niños enfrentando niveles altos o extremadamente altos de vulnerabilidad hídrica. Además, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya mueren más niños como resultado del agua y el saneamiento inseguros en el Sahel que en cualquier otra parte del mundo.
Kenia, Etiopía y Somalia
Unicef explica que la mayoría de las personas en el Cuerno de África dependen del agua que les entregan los vendedores en camiones o carretas tiradas por burros, pero en las zonas más afectadas por la sequía el agua ya no es asequible para muchas familias.
En Kenia, 23 distritos han experimentado aumentos de precios significativos en comparación con enero de 2021: el mayor ha sido el de Mandera en un 400 %, seguido de Garissa, con un 260 %.
En Etiopía, el coste del agua en junio de este año se duplicó en Oromia y aumentó un 50% en Somalí en comparación con el inicio de la sequía en octubre de 2021.
En Somalia, los precios medios del agua subieron un 85 % en Mudug del Sur y un 55 y un 75 %, respectivamente, en Buurhakaba y Ceel Berde, en comparación con los precios de enero de 2022.
Hipocresía
La reacción que estamos teniendo ante estos dramas demuestra la inmensa hipocresía que se ha instalado en casi todo el tejido social.
Hipocresía de los mandatarios mundiales, que nos distraen con problemas de tercer o cuarto nivel, pero silencian este genocidio.
Hipocresía de las organizaciones no gubernamentales, como Unicef, que oculta las verdaderas causas del hambre (que es el sistema materialista que impera en el mundo) y dice que la raíz de este problema es el cambio climático o la guerra de Ucrania. De esta manera, sigue manteniendo la injusticia y recaudando los cientos de millones de dólares que cobran sus burócratas.
Hipocresía de las sociedades enriquecidas, que ya ni les importa el destino de los niños y solo se sensibilizan con el cambio climático, los chuchos o sus propios placeres egoístas, como demuestra la dictadura de la ideología de género.