El hambre no cesa: en Afganistán, Cuerno de África y Siria la hambruna deja cientos de muertos

La situación es crítica en el Cuerno de África, donde más de 18 millones de personas enfrentan condiciones de hambre severa, o en Afganistán, donde más de la mitad de la población no come lo suficiente.
África pasa hambre
Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

En Afganistán, los niños hambrientos acuden a los hospitales. En el Cuerno de África, las personas caminan desde sus aldeas durante días por páramos cubiertos de polvo para escapar de la hambruna provocada por la sequía. En las ciudades, desde Siria hasta Centroamérica, las familias se acuestan sin haber comido.

Se calcula que 50 millones de personas en 45 países están al borde de la hambruna, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. En los 20 países más afectados, es probable que esa situación empeore sustancialmente.

Ese sufrimiento es la manifestación extrema de la expansión del hambre. En todo el mundo, unos 828 millones de personas —una décima parte de la población mundial— estaban desnutridas el año pasado, la cifra más alta en décadas, según estimó recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Hazte Centinela

La situación es crítica en el Cuerno de África, donde más de 18 millones de personas enfrentan condiciones de hambre severa, o en Afganistán, donde más de la mitad de la población no come lo suficiente.

Saad Ahmed puede hablar de la situación en ese país.

Desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán hace un año, provocando un colapso económico, la vida se ha convertido en una dura batalla por la supervivencia, dijo Ahmed. No ha pagado el alquiler en cinco meses. Hace poco vendió una alfombra para poder comprarle comida a sus seis hijos.

Y mientras hacía fila para recibir ayuda alimentaria junto con cientos de personas en un distrito que solía ser próspero en Kabul, la capital, Ahmed dijo que ni siquiera podía recurrir a sus familiares, la red de seguridad habitual entre los afganos.

“A ellos tampoco les queda nada”, dijo. “¿Cómo puedo pedirles ayuda?”.

La financiación de la ayuda de emergencia está muy rezagada. En Yemen, donde el 60 por ciento de la población depende de la ayuda alimentaria, los trabajadores humanitarios han reducido drásticamente las raciones.

“Este es el único país en el que he trabajado donde agarras comida de las personas hambrientas para alimentar a las personas que están al borde de la hambruna”, dijo Richard Ragan, director del Programa Mundial de Alimentos en Yemen. “Tienes que tomar estas decisiones porque no tienes los recursos”.

Niños mueren de hambre en Somalia/Cortesía

Iberoamérica también pasa hambre

Garrido, quien es una madre soltera de seis hijos, vive en Guatemala, uno de los países más desiguales de Iberoamérica, donde se gana la vida limpiando casas. En una entrevista telefónica dijo que, a medida que avanzaba la pandemia, sus ingresos colapsaron cuando sus clientes se enfermaban o cancelaban las citas.

Garrido dejó de alimentar a sus hijos de 3 a 18 años con carne o pollo. Incluso los huevos y los frijoles se convirtieron en lujos. “Vivo el día a día”, dijo.

Cuando la cifra de personas en condiciones de hambre, recopilada por la ONU, volvió a subir el año pasado ubicándose en más de 800 millones, algunos dijeron que se habían deshecho 15 años de progreso. (Sin embargo, debido al crecimiento de la población, la proporción de personas hambrientas en el mundo cayó del 12 al 10 por ciento).

Eso indica que el hambre crónica —la que rara vez aparece en los titulares pero afecta las vidas y, a veces, las acaba— se estaba extendiendo.

En la aldea de Afotsifaly, en el extremo sur de Madagascar, Jenny Andrianandrainy, de dos años, tiene dificultades para caminar y muestra signos de daño cognitivo debido a la desnutrición, según dicen los médicos. Forma parte de los 50 niños desnutridos de su distrito, muchos de ellos nacidos en el punto más álgido de la devastadora sequía en Madagascar entre 2018 y 2021, que acabó con las cosechas y dejó con hambre a medio millón de personas.

Cuando la madre de Jenny estaba embarazada vendía ramitas y buscaba hojas silvestres en un intento desesperado por alimentar a su familia. Cuando Jenny nació, pesaba apenas 2,2 kilos. Muchos de los niños en esas condiciones tienen una mayor probabilidad de morir antes de cumplir cinco años.

Hambre en África

Alrededor de 13,5 millones de niños en el mundo están “gravemente afectados”, según Unicef, la agencia de la ONU para la infancia

En un abarrotado pabellón infantil de Médicos Sin Fronteras en Herat, una ciudad localizada en el oeste de Afganistán, cerca de la frontera con Irán.

En una mañana de marzo, los médicos se apiñaban alrededor de un niño desnutrido de un año, con el cuerpo atormentado por el sarampión, poco antes de morir. Horas más tarde, una niña de siete meses en una cama vecina murió por la misma combinación de enfermedades. Luego fue Hajera, de 11 meses, quien comenzó a respirar fuerte y con dificultad.

“Mi ángel”, susurraba su madre, Zeinab, mientras una enfermera le colocaba una máscara de oxígeno en la cara y cubría su pequeño cuerpo con una manta de hipotermia.

Hajera sobrevivió esa noche, y la siguiente también.

Pero al tercer día, ella también murió.

Redacción SOY CENTINELA/Declan Walsh

¿Quieres recibir las noticias de Soy Centinela a tu celular? Únete a nuestro grupo de WhatsApp con el siguiente enlace SoyCentinela
También estamos en Telegram como @SoyCentinela, únete aquí: https://t.me/soycentinela

Recientes

El centinela necesita luz para vigilar, enciende una pequeña luz