Un total de 645 personas han muerto en el estado nigeriano de Kaduna, uno de los más violentos del país, entre enero y junio de 2022, bien por ataques de grupos yihadistas, armados o enfrentamientos intercomunitarios.
El comisionado de Seguridad Interna y Asuntos Internos del estado, Samuel Aruwan, ha precisado que aproximadamente que al menos una tercera parte de los fallecidos (234) fueron asesinados en el sur de Kaduna.
«En los primeros seis meses de 2022, 645 personas perdieron la vida en tales circunstancias en todo el Estado; 234 de estos ocurrieron en el área del sur de Kaduna», ha explicado Aruwan durante la presentación del informe, recogida por el Premium Times.
«Todo esto presagia el colapso casi total de la economía local en las áreas de primera línea, que se sustenta principalmente en la agricultura y la ganadería\», ha lamentado,
«Los residentes han sido despojados de su principal medio de sustento. Los vibrantes mercados semanales se han visto interrumpidos», ha añadido.
En 2021 la violencia se cobró las vidas de 1.192 personas en todo el estado, de ellas 406 en el sur de Kaduna.
Un informe, presentado en mayo por el gobernador del estado, Nasir el Rufai, detalló también que 1.389 personas fueron secuestradas durante los primeros tres meses del año, al menos una decena de mujeres fueron violadas, entre ellas seis menores de edad, y 3.251 animales acabaron en manos de los bandidos, la mayoría de ellos en Kaduna Central.
Los cristianos son perseguidos
Según informa Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), en mayo y junio han sido asesinados al menos 68 cristianos —y muchos más secuestrados o desplazados– en un único estado de Nigeria central, Benué.
El domingo 19 de junio, unos hombres armados atacaron dos iglesias en Nigeria, hiriendo a dos personas, matando a, al menos, tres, y secuestrando a más de 30 creyentes, informa Puertas Abiertas.
En la raíz del problema están los persistentes ataques de terroristas de la tribu fulani, mayoritariamente musulmanes, contra las comunidades campesinas, mayoritariamente cristianas en la región central de Nigeria. Las razones de los ataques son complejas.
La dimensión religiosa agrava la situación en un país dividido por igual entre un sur mayoritariamente cristiano y un norte mayoritariamente musulmán, y donde la mayor parte de los enfrentamientos tienen lugar en la región central, donde están las tierras más fértiles. Según el obispo Monseñor Anagbe, los terroristas se camuflan bajo la apariencia de pastores nómadas para ocultar el verdadero propósito de sus ataques, que es expulsar a los cristianos de sus tierras.
