NOVENO DÍA
1. ORACIÓN PARA COMENZAR:
La humilde alforja limosnera
recoge pan de puerta en puerta;
pide fray Félix por amor
y un don de amor pidiendo entrega.
Juntas se encuentran para el pobre,
servidas juntas en la mesa,
la caridad del Padre bueno,
la bendición de quien la ofrenda.
Camina humilde, como templo
que dentro lleva la Presencia,
y si dialoga, sus palabras
vienen de Dios cual Buena Nueva.
Mirad las cinco flores rojas,
rosas que son de llagas bellas;
mirad la blanca flor bendita,
María, fúlgida azucena.
Ellas serán sus libros santos,
fuente secreta de su ciencia;
todo lo ignora y todo sabe
quien a Dios tiene y se contenta.
¡Honor a Cristo, nuestro Hermano,
que a los sencillos se revela;
honor, que el Padre así lo quiso
y en los humildes se deleita!
Amén.
2. VIRTUD DEL NOVENO DÍA: AMOR A MARÍA
S. Félix amaba entrañablemente a la Virgen María.
Algunos frailes capuchinos tenían la costumbre de ir pidiendo limosna, siempre de dos en dos, como nos manda Cristo en el Evangelio. Cuando iban por las calles en este noble oficio, S. Félix le decía a su compañero: «Amigo: los ojos en el suelo, el espíritu en el cielo y en la mano, el Santo Rosario»
La gente se admiraba de sus buenos consejos y le preguntaba en qué libro había aprendido tanta sabiduría y él respondía: «Toda mi ciencia está encerrada en un librito de seis letras: cinco rojas, las llagas de Cristo, y una blanca, la Virgen Inmaculada».
Desde pequeño se sintió favorecido por la Santísima Virgen. Cuando pasaba frente a las imágenes de María, repetía aquello que a San Bernardo le agradaba tanto decirle: «Acuérdate que eres mi Madre». Y decía frecuentemente: «Yo soy siempre un pobre niño y los niños no pueden andar sin la ayuda de la madre. No me sueltes jamás de tus manos».
Estaba rezando un día, cuando la imagen de la Virgen puso al Niño Jesús en los brazos de fray Félix. Y así le pintó el famoso Murillo. Por eso, casi siempre se le representa con el Divino Niño en sus manos ¡Se lo dio su Madre María!!!
S. Félix murió el 18 de mayo de 1587 a los 72 años.
Su muerte fue de la siguiente manera: Cargado de trabajos, de dolores, pero con una alegría desbordante, presiente que va a morir. Y dice a sus hermanos frailes: «El pobre burrito ya no caminará más». Pretende ir a la iglesia desde el lecho, arrastrándose, pero se lo prohíben. Recibe los sacramentos, se queda en éxtasis, vuelve en sí, pide que le dejen solo. Los frailes le preguntan: «¿Qué ves?» Y él responde: «Veo a mi Señora rodeada de ángeles que vienen a llevar mi alma al paraíso». Sin haber entrado en agonía, muere el 18 de mayo de 1587, a los setenta y dos años de edad. Toda la ciudad corre al convento para besar el cadáver del santo y obtener reliquias. El papa Sixto V, que testificaba dieciocho milagros, quiso beatificar a fray Félix, pero no tuvo tiempo. Es Paulo V quien inicia el proceso de beatificación, que solemnemente será verificado por Urbano VIII. En 1712, Clemente XI canonizó a fray Félix de Cantalicio.
Nuestro compromiso en este día es el cultivo del amor y devoción a la Virgen María; por ejemplo rezando el Santo Rosario, preferiblemente en familia o con los amigos.
3. ORACIÓN FINAL:
Oh Dulce Amor, Jesús,
sobre todo amor,
escríbeme en el corazón
cuánto me amaste.
Jesús, Tú me creaste
para que yo te amase…
Jesús, Jesús, Jesús,
toma mi corazón
y no me lo devuelvas. Amén
Al final se recuerda la gracia que se pide a Dios por intercesión de S. Félix. Padre Nuestro y Ave María.
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