Sexto día Novena a S. Félix. Hoy, la castidad

Hoy, la castidad
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SEXTO DÍA

1. ORACIÓN PARA COMENZAR:
La humilde alforja limosnera
recoge pan de puerta en puerta;
pide fray Félix por amor
y un don de amor pidiendo entrega.

Juntas se encuentran para el pobre,
servidas juntas en la mesa,
la caridad del Padre bueno,
la bendición de quien la ofrenda.

Camina humilde, como templo
que dentro lleva la Presencia,
y si dialoga, sus palabras
vienen de Dios cual Buena Nueva.

Mirad las cinco flores rojas,
rosas que son de llagas bellas;
mirad la blanca flor bendita,
María, fúlgida azucena.

Ellas serán sus libros santos,
fuente secreta de su ciencia;
todo lo ignora y todo sabe
quien a Dios tiene y se contenta.

¡Honor a Cristo, nuestro Hermano,
que a los sencillos se revela;
honor, que el Padre así lo quiso
y en los humildes se deleita!
Amén.

2. VIRTUD DEL SEXTO DÍA: CASTIDAD
Ya sabemos que el oficio de S. Félix durante 40 años fue el de pedir limosna para que su comunidad pudiera subsistir y para compartir con los más pobres. Esta tarea implicaba recorrer las calles de Roma y tener que encontrarse con muchas personas a las que pedían su colaboración. En las calles de Roma también había muchos peligros y tentaciones contra la castidad; por eso, al compañero capuchino que iba con él le decía: «Amigo: los ojos en el suelo, el espíritu en el cielo y en la mano, el Santo Rosario». Así, sus ojos no podían pecar ni distraerse en esas tentaciones. Si el ojo no ve, entonces la mente no tiene tanta ocasión de pensar cosas impuras y es más fácil vivir la castidad o pureza de corazón. Recuerda, hermano: “los ojos en el suelo, el espíritu en el cielo y en la mano, el Santo Rosario». Si caminásemos así, también nosotros podemos vivir la virtud de la limpieza de corazón.
S. Félix repetía frecuentemente: «O santo, o nada». «La única tristeza es la de no ser santo».
Ya desde niño, S. Félix amaba la castidad y odiaba la impureza. Sus padres lo educaron de tal forma que cuando sus amigos de juegos lo veían venir, decían: “¡Ahí viene San Félix!”

Hoy el compromiso es sobre la castidad o pureza: se trata de no mirar aquello que ensucia mi corazón; rechazar todo pensamiento impuro y no realizar ninguna obra contra la limpieza de corazón.

3. ORACIÓN FINAL:
Oh Dulce Amor, Jesús,
sobre todo amor,
escríbeme en el corazón
cuánto me amaste.
Jesús, Tú me creaste
para que yo te amase…
Jesús, Jesús, Jesús,
toma mi corazón
y no me lo devuelvas. Amén

Al final se recuerda la gracia que se pide a Dios por intercesión de S. Félix. Padre Nuestro y Ave María.

Redacción SOY CENTINELA

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