Tercer día de la Novena a S. Félix

Tercer día de la Novena
S. Félix de Cantalicio
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 1. ORACIÓN PARA COMENZAR:

La humilde alforja limosnera
recoge pan de puerta en puerta;
pide fray Félix por amor
y un don de amor pidiendo entrega.

Juntas se encuentran para el pobre,
servidas juntas en la mesa,
la caridad del Padre bueno,
la bendición de quien la ofrenda.

Camina humilde, como templo
que dentro lleva la Presencia,
y si dialoga, sus palabras
vienen de Dios cual Buena Nueva.

Mirad las cinco flores rojas,
rosas que son de llagas bellas;
mirad la blanca flor bendita,
María, fúlgida azucena.

Ellas serán sus libros santos,
fuente secreta de su ciencia;
todo lo ignora y todo sabe
quien a Dios tiene y se contenta.

ìHonor a Cristo, nuestro Hermano,
que a los sencillos se revela;
honor, que el Padre así lo quiso
y en los humildes se deleita!

Amén.

 2. VIRTUD DEL TERCER DÍA: SACRIFICIO

S. Félix sabía que todo sacrificio que hagamos (o aceptemos) unidos a Cristo y por Él tiene un valor infinito porque se une al Sacrificio redentor del Salvador.

Cuando ya S. Félix era mayor, un día estaba arando el campo y de pronto los bueyes se asustaron y se le lanzaron encima. Al sentir que iba a morir allí pisoteado, prometió a Dios dedicarse a una vida más perfecta. Salió ileso del accidente y al oír leer un libro de vidas de santos sintió un fuerte deseo de imitarlos en la oración y en la penitencia. Entonces le preguntó a un amigo cuál era la comunidad religiosa más exigente que existía en ese entonces. El amigo le dijo que eran los padres Capuchinos. Entonces se dirigió a un convento de esta Orden para que pedir ser admitido.

El superior intentó disuadirle, y le describió de manera muy fuerte las penitencias que había que hacer en aquella comunidad y la gran pobreza en que allí se vivía. Félix le preguntó: «Padre, ¿en mi habitación hay un crucifijo?». «Sí, lo habrá», le dijo el superior. «Pues bastará mirar a Cristo Crucificado y su ejemplo me animará a sufrir con paciencia». El superior comprendió que este joven amaba y meditaba la Pasión de Cristo, y lo admitió.

En este tercer día de la Novena, ofrezcamos a Dios un sacrificio concreto: como puede ser dejar de comer o beber algo; renunciar a algo legítimo; realizar trabajos que nos desagradan…

3. ORACIÓN FINAL:

Oh Dulce Amor, Jesús,
sobre todo amor,
escríbeme en el corazón
cuánto me amaste.
Jesús, Tú me creaste
para que yo te amase…
Jesús, Jesús, Jesús,
toma mi corazón
y no me lo devuelvas. Amén

Al final se recuerda la gracia que se pide a Dios por intercesión de S. Félix. Padre Nuestro y Ave María.

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