Numerosos prisioneros de la cárcel de Insein iniciaron una huelga de hambre para protestar contra las ejecuciones capitales. El mes pasado, cuatro activistas democráticos fueron ajusticiados por la Junta militar birmana.
La información se habría filtrado a través de una fuente carcelaria y fue publicada por el sitio de noticias independiente The Irrawady. El 25 de julio, los medios estatales birmanos, -controlados por el ejército que volteó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi a través de un golpe de Estado el primero de febrero de 2021- informaron de la ejecución de cuatro prisioneros que habían sido condenados a muerte.
A pesar de las críticas de varios países, los prisioneros políticos temen que se repitan las ejecuciones capitales. Según una organización que monitorea el tema, serían 119 los activistas opositores al régimen condenados a muerte, y 42 estarían en rebeldía. En los últimos días, desafiando la represión de los guardias carcelarios, los detenidos de Insein organizaron huelgas silenciosas para pedir que intervenga la comunidad internacional.
En tanto, en el resto de Myanmar la guerra civil no cesa: dos muertos y al menos nueve heridos es el saldo de una explosión y un tiroteo ocurridos ayer en la ciudad de Muse, en el Estado de Shan, que limita con China. Hasta ahora, ningún grupo en lucha ha reivindicado el ataque. Entre los grupos que luchan contra el ejército están las Fuerzas de Defensa Popular (PDF), un grupo guerrillero informal surgido tras el golpe de Estado y que respalda al Gobierno de Unidad Nacional en el exilio. También luchan en la resistencia otras milicias étnicas que ya existían en varias partes del país.
En Muse son varias las milicias que se disputan los casinos y el tráfico de estupefacientes. China llegó a un acuerdo con los generales birmanos para prohibir el despliegue de tropas a lo largo de la frontera. Con ello, Beijing procura velar por un proyecto que forma parte de la Belt and Road Initiative: la construcción de un ferrocarril de alta velocidad para conectar Yunnan, la provincia del sur de China, y Myanmar. En 2018, las milicias étnicas perpetraron un ataque a un casino que dejó 19 muertos, entre ellos, 2 ciudadanos chinos.
